"El Discípulo" - E.R.Barrachina
Cuando Juan Bautista es decapitado, Jesús se pone al frente del grupo y organiza el asalto al templo de Jerusalén.
En la película “El Discípulo”, Jesús no es presentado simplemente como un galileo armado, preocupado sólo o casi especialmente por la violencia física, la única capaz de expulsar a los romanos de su amada tierra, sino como un dirigente espiritual que —con ciertas dudas y tormentos interiores, y un tanto a su pesar— acepta la herencia espiritual de Juan Bautista, su maestro. En la práctica ésta le lleva a conducir espiritualmente a un conjunto de gentes religiosamente comprometidas a una empresa semimilitar, orientada a apoderarse del templo de
Jerusalén, incluso por la violencia si fuere necesario, para “forzar” a Dios a que interviniera finalmente con su potente brazo y liberara a Israel de la presencia de extranjeros impuros, los romanos. Esta emancipación sería el primer paso, necesario, para el cumplimiento pleno de la ley divina, y para la instauración del reino de Dios sobre la tierra de Israel, conforme a las promesas divinas repetidas innumerables veces a través de los profetas en las Escrituras sagradas.
La película presenta, pues la perspectiva de que no se debe considerar a Jesús un miembro activo del movimiento celota, sino más bien un simpatizante de su espíritu, con el que estaba fundamentalmente de acuerdo. Pero Jesús no se retrajo de algunas acciones violentas como la purificación del Templo, en verdad un auténtico ataque armado contra la oligarquía sacerdotal. La posición política de Jesús era perfectamente consciente y voluntaria. Él era un dirigente dinámico y responsable, no sólo un visionario arrastrado por las circunstancias. Al atacar el Templo, Jesús se concitó la animosidad de toda la clase sacerdotal elevada de la capital.
Esta tesis puede ser sorprendente para un lector cristiano de hoy día, acostumbrado al ambiente religioso general de un país de tradición cristiana, a la educación religiosa usual, o a los sermones dominicales. Sin embargo, este supuesto ha estado siempre presente en el estudio serio y científico de los Evangelios, y del Nuevo Testamento en general, desde los inicios mismos de la
investigación crítica de los orígenes cristianos.
Como afirma un investigador nada sospechoso de parcialidad a favor de esta tesis, David Castchpole, en su obra de 1971, The Trial of Jesus (“El proceso de Jesús”) han sido más de 300 los Desde 1768 han sido más de 300 los investigadores serios que han sostenido esta posición.
Por tanto, la película representa los resultados de una línea de la investigación moderna sobre Jesús cuyas perspectivas deben ser al menos tenidas en cuenta." [Fuente: Ircania.com]
Para dar ese enfoque humano e histórico a la vida Jesús, el director se ha basado en los últimos estudios internacionales sobre su figura, en una investigación propia realizada a lo largo de quince años y en libros canónicos antiguos que ha traducido en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid con el fin de reconstruir su historia sin interpretaciones.
Pese a ello, el director admite que también se ha tomado ciertas licencias, como presentar a un Jesús cojo, al que hirieron de niño cuando mataron a su padre. "Son matices que he añadido intentando ser lo más realista posible ¿Por qué en el Monte de los Olivos los romanos sólo pillaron a Jesús? Pues quizá porque era cojo", señala Barrachina. [Fuente: hoycinema.com]
Más información en: El Discípulo "La película"
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